Recuerdo del Acorazado “Almirante Latorre”
Mar de Chile, www.mardechile.cl, 04 Aug 2004
Manuel Moreno Chamorro, Suboficial (R) Armada de Chile
Durante 37 años, desde agosto de 1920 a junio de 1957, la Escuadra era liderada por el gran acorazado “Almirante Latorre”, el más poderoso de las marinas sudamericanas. Enorme y grandioso navío de 33.000 toneladas; 225 metros de largo y una artillería principal de 10 cañones de 14 pulgadas y 14 cañones de 6 pulgadas.
De sus legendarias tripulaciones sólo quedaron los recuerdos de días esplendorosos al amparo de entrepuentes, camarotes, sollados y cubiertas que cobijaron a lo largo de su historia a centenares de oficiales, suboficiales, guardiamarinas y grumetes que en un accionar conjunto hizo de esta nave un apostolado al servicio del país.
Su dotación de 1.200 hombres escribió a través de su trayectoria cientos de anécdotas, relatos de viajes, salvatajes, ejercicios de combate, socorro a la población civil en momentos de catástrofes, maniobras, escuadrillas de instrucción, accidentes y fallecimientos. Los presidentes chilenos, Arturo Alessandri Palma, Carlos Ibáñez del Campo, Pedro Aguirre Cerda, Juan Antonio Ríos y Gabriel González Videla, presenciaron desde su puente de mando los más importantes ejercicios de su poderosa artillería.
En el vientre de este gigante de los mares, según lo cuenta el Capitán de Fragata (R) Oficial de Mar Lorenzo Ramírez Negrete, bullía a toda hora la vida y la actividad a todo momento del día o de la noche. Máquinas, Calderas, dinamos, ventiladores, motores, embarcaciones, ascensores, cubiertas, cocinas, enormes entrepuentes, impecables pasillos barnizados en que montaban guardia los no menos impecables marineros, que custodiaban el orden y seguridad en pañoles de armas y accesos reservados, daban aspectos sobresalientes a la diaria rutina de a bordo.
Cuando el acorazado y la escuadra llegaban a puertos del norte o del sur, tonificaban de inmediato el entusiasmo de la gente y la economía del poblado. En los desfiles y ceremonias militares el sólo “Almirante Latorre” desembarcaba dos regimientos de marinería. El Comandante Ramírez, cree sinceramente que con el fin del acorazado llegó también el término de una gran época. El de aquella marina “a pulso y a ojo” para empezar otra era naval más importante y moderna.
Los almirantes que izaron su insignia en este poderoso acorazado, sentaron la base de la marina actual, cimentaron su prestigio e hicieron escuela con su brillante actuación. Nunca se podrán olvidar los nombres de Luis Gómez Carreño, Edgardo Von Schroeders de Sarratea, Luis Soffia, Arturo Swett, Escobra Molina, García Casteblanco, Abel Campos, Juan T. Germen, Vicente merino Bielich, Luis Villarroel, Emilio Daroch, Juan Agustín Rodríguez, Alfredo Hoffman, Guillermo del campo Rivera, Carlos Torres Hevia, Alejandro gallegos, Danilo Bassi, Rafael Santibáñez, Julio Allar Pinto, Alberto de la Fuente, Francisco O´Ryan Orrego y Víctor Oelkers Stokers, último como comandante en jefe de la escuadra que hizo su insignia en el grandioso navío. El 4 de enero de 1954 a su bordo se arriaba la insignia de su último amirante, pasando en 1957 a la reserva naval, para ser definitivamente dado de baja en 1958, cerrando uno de los capítulos más relevantes del historial marinero de la República de Chile.